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[Reportaje] Desarraigo y florecimiento en el exilio: la identidad chileno-canadiense
El libro titulado 50 años después: Uprooted and Replanted in Exile - Reflections of Being Chilean Canadian, que destaca trayectos de miembros de las generaciones de descendientes de exiliados chilenos en Canadá, fue publicado recientemente en Toronto.
Cincuenta y tres hijos y nietos de exiliados chilenos en Canadá reflexionan sobre su identidad y sus orígenes.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Publicado y editado por la Casa Salvador Allende de Toronto, el libro 50 años después: Uprooted and Replanted in Exile - Reflections of Being Chilean Canadian, destaca trayectos de miembros de las generaciones de descendientes de exiliados chilenos en Canadá.
Cincuenta y tres hijos y nietos de exiliados chilenos en Canadá relatan sus historias y revelan la huella que el golpe de Estado de 1973 en Chile dejó en sus vidas. RCI conoció a dos de ellos.
Una de las páginas del libro 50 años: Uprooted and Replanted in Exile - Reflections of Being Chilean Canadian. Extracto del texto "Memorias transfronterizas" de Daniella Jofré Poblete.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Quemar el pasado y renacer
Nano Valverde, que llegó a Toronto de niño, cuenta que su familia fue expulsada a la fuerza de Chile.
Su padre tuvo que exiliarse en la embajada de Honduras en Chile durante varios meses y ellos, los niños y su madre, tuvieron que esconderse durante esos mismos meses en casas de tíos y tías en las afueras de la capital, Santiago. Su casa fue allanada.
Su madre tuvo que quemar en una iglesia alejada una gran cantidad de carteles, libros y folletos socialistas que tenía en casa.
Nano Valverde es un profesor de música jubilado y músico activo de la comunidad chilena de Toronto.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Tras aquellos momentos de zozobra, Nano Valverde habla de sus primeros años en Toronto como si fuera un juego de aventuras, y ésa es la historia que quiso contar en este libro colectivo.
Cuando llegamos acá, mi hermano y yo recolectábamos cosas de la basura, camas, muebles, lámparas, muchos televisores. Era como una aventura para nosotros, una forma de entretenernos. También había mucha solidaridad entre las familias exiliadas. Hoy, todavía nos reconocemos. Fue un momento triste, quizás, pero también lindo porque estábamos descubriendo otro mundo y al mismo tiempo ese ambiente de camaradería.
Extracto del relato de Nano Valverde en el libro.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Este chileno criado en Canadá también explica que para muchos de los exiliados, incluida su madre, Canadá era sólo un lugar de residencia temporal. Su madre solía decir que se volverían a Chile en un año, luego fueron dos y luego cinco, hasta que dejaron de hablar del tema.
Mi mamá compró muebles por primera vez en el año 1984, o sea, 10 años después de que llegamos. Y finalmente empezó a asentarse un poquito. Pero cuando mi hermano compró casa, en el 90, mi mamá pensó que era como una especie de traidor. Pero bueno, estamos acá. Mi madre falleció, pero 50 años después todavía estamos acá, y ya nadie se va a ir.
Nano Valverde dice que hoy, Toronto es su país.
Estudiar para honrar el pasado
Maya Larrondo es nieta de exiliados chilenos en Canadá.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Los abuelos de Maya Larrondo, estudiante de la Universidad de Toronto, se exiliaron en Toronto en los años 70.
RCI conversó con ella en la universidad donde estudia antropología forense, una rama de la antropología física que aplica el análisis de restos óseos y técnicas arqueológicas para resolver casos criminales.
Maya afirma que su vida siempre ha estado marcada por sus orígenes chilenos, incluso a la hora de elegir su carrera.
Elegí estudiar antropología forense porque las historias de los desaparecidos durante la dictadura me impactaron mucho. Estudiar algo relacionado con eso era muy importante para mí.
Maya Larrondo estudia antropología forense en la Universidad de Toronto.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
La joven cuenta que creció participando en numerosos eventos organizados por la Casa Salvador Allende y que siempre se ha sentido perfectamente integrada en este entorno, a pesar de ser sólo medio chilena
.
Mi madre es chilena, pero mi padre es blanco. Creo que desde la comida y la cultura, pasando por la música y los libros que mis padres me leían cuando era pequeña, todo ha estado ligado al ambiente chileno. Ser chilena ha tenido un gran impacto en todo lo que soy.
Maya Larrondo lamenta no hablar español con fluidez, una realidad entre quienes pertenecen a las terceras generaciones de inmigrantes en Canadá. Fueron sus abuelos quienes se vieron obligados a abandonar Chile.
Incluso para su madre, quien llegó a Canadá siendo niña, el inglés fue el principal idioma utilizado fuera de casa, en todos los ámbitos de su vida.
A pesar de eso, el sentido de pertenencia de esta joven a la comunidad chilena es muy fuerte.
El relato de Maya Larrondo en el libro.
Foto: Radio-Canada / Paloma Martinez-Mendez
Los relatos de Nano Valverde y Maya Larrondo y de otros 51 hijos y nietos de exiliados en Canadá forman parte de un libro.
50 años: Uprooted and Replanted in Exile - Reflections of Being Chilean Canadian, publicado por la Casa Salvador Allende de Toronto (nueva ventana), pero las historias proceden de todo Canadá, hogar de la cuarta diáspora chilena más grande del mundo.