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La isla canadiense de Anticosti es añadida al Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Vista aérea de la cascada Vauréal, en la isla de Anticosti.

La isla de Anticosti, donde se encuentran las cataratas de Vauréal, fue inscrita este 19 de septiembre en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Foto: Radio-Canada

RCI

Reunido hasta el 25 de septiembre en Riad, Arabia Saudita, para su 45ª sesión, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO añadió este 19 de septiembre la isla de Anticosti, situada en la provincia de Quebec, a su prestigiosa lista.

Conocida por su esplendor y su inmensidad, la isla de Anticosti se encuentra a unos 913 kilómetros de la ciudad de Montreal y es 17 veces más grande que la propia isla de Montreal.

Una de las razones que motivó su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO es su geología única.

En sus acantilados y piedras se esconden los secretos de la primera de las cinco grandes extinciones masivas de la historia, hace 444 millones de años.

Es en esta isla donde se encuentra una de las estratificaciones geológicas más importantes sobre el período final del Ordovícico hasta principios del Silúrico, ambas en la era del Paleozoico.

La isla de Anticosti es el mejor lugar del mundo para estudiar este período de la historia de la Tierra, según la geóloga Joëlle Dufour, responsable del componente científico del Centro de Interpretación de la Historia Cultural y la Paleontología de Anticosti.

Es fascinante estar aquí. Es un enorme laboratorio al aire libre, explicó Joëlle Dufour.

Lo que se consideran bienes patrimoniales son los acantilados que rodean la isla, el lecho de los dos grandes ríos, Júpiter y Vauréal, sus respectivos acantilados, así como la plataforma costera que rodea la isla. Ese patrimonio de la humanidad también incluye parte de la reserva de biodiversidad que contiene la isla. La parte que no está incluída como patrimonio es el pequeño pueblo pesquero de Port-Menier.

En la isla de Anticosti, la diversidad de fósiles y su estado de conservación permiten realizar trabajos científicos de talla mundial. La abundancia de fósiles es una gran ventaja para los investigadores, mientras que para los científicos es un laboratorio al aire libre.

Para los aproximadamente 200 habitantes de la isla, este reconocimiento internacional es un enorme orgullo y se consideran, en cierto modo, guardianes de esta joya de la humanidad.

Una roca con fósiles en la isla de Anticosti.

Una roca con fósiles en la isla de Anticosti.

Foto: Radio-Canada

La alcaldesa Hélène Boulanger quiere aprovechar la oportunidad para promover la isla como un lugar de interés para los científicos internacionales y lugar de atracción para los turistas.

Sin embargo, los servicios en general son limitados en la isla de Anticosti. No hay médicos, sólo dos enfermeras. Tampoco existe una red de telefonía móvil fuera del pueblo y no hay agua potable desde hace más de 20 años.

Por otro lado, el acceso a la isla, ya sea por avión o en barco, también conlleva algunos desafíos. Para llegar allí hay que tener paciencia, porque el transporte se encuentra sujeto a las condiciones meteorológicas. Aunque no haya planes de desarrollar un turismo masivo, hay un mínimo de servicios que deben ser ofrecidos.

La tarea es colosal y la alcaldesa Hélène Boulanger lo sabe. Su intención es presionar a los gobiernos provincial y federal, que han prometido una ayuda que aún no ha llegado. Los residentes también están muy conscientes de los desafíos.

Como no hay perros en la isla y tenemos muchos ciervos, me gusta decir que actuaré como un ciervo de guardia, declaró la alcaldesa de la isla de Anticosti

Fuente: RC / E. P. Serret

Adaptación: RCI / R. Valencia

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