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El Presidente del FIDA aboga en Canadá a favor de la agricultura en pequeña escala

Una familia de agricultores cultiva su campo cerca del pueblo de Magariya Koshimawai, al sur de Níger.
Foto: Reuters / Finbarr O'Reilly
Tras una serie de reuniones con representantes del gobierno canadiense en Ottawa, Álvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, declaró este 31 de mayo que encontró en Canadá un oído atento a las prioridades de ese organismo.
En un comunicado, este organismo declaró que El FIDA llega a Canadá para abogar en nombre de los pequeños agricultores y las comunidades rurales pobres de los países en desarrollo, a fin de estar en mejores condiciones de impulsar la producción local de alimentos, adaptarse al cambio climático y construir cadenas regionales de suministro de alimentos sólidas y fiables
.
En su visita de tres días a Canadá, del 29 al 31 de mayo, Lario se reunió con Harjit Sajjan, ministro federal de Desarrollo Internacional, así como con Marie-Claude Bibeau, ministra de Agricultura y Agroalimentación de Canadá, además de una serie de encuentros con comités parlamentarios e instituciones académicas.
Creo que casi todas las prioridades de las que hemos estado hablando son las que para nosotros son importantes
, señaló Lario en una entrevista con Radio Canadá Internacional, haciendo una relación directa entre condiciones económicas, climáticas, y de seguridad alimentaria con la migración, ya que lo que el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola busca es "intentar que los pequeños agricultores en los países en desarrollo tengan oportunidades de vida que sean decentes, que les permitan vivir en las zonas en las que están sin tener que migrar de manera forzosa o sin tener que luchar por tener agua".
Crear para los pequeños agricultores condiciones justas, con un énfasis en las mujeres, en los jóvenes, en los pueblos indígenas, que vemos en muchas de las zonas rurales que están más descuidadas. Reciben menos atención, y la mayor parte de la pobreza en el mundo, el 80%, está en estas zonas rurales.

Álvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, explicó que los pequeños agricultores reciben el 2% de la financiación climática en el mundo cuando son los primeros que sufren casi todos los impactos.
Foto: RCI / Rufo Valencia
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) es una agencia especializada de las Naciones Unidas cuyo objetivo es proporcionar fondos y movilizar recursos adicionales para promover el progreso económico de los habitantes en situación de pobreza de zonas rurales, principalmente mejorando la productividad agrícola.
Este organismo internacional fue establecido como institución financiera internacional en diciembre de 1977 como uno de los principales resultados de la conferencia mundial sobre alimentación de 1974 y como respuesta a las sequías y hambrunas que afectaron a África y Asia en los años precedentes.
Canadá es miembro fundador del FIDA. Desde su creación en 1977, Ottawa ha aportado unos 636 millones de dólares estadounidenses. Según el organismo, las prioridades de desarrollo de Canadá y el mandato del FIDA coinciden en gran medida en temas como el empoderamiento de las mujeres, la nutrición y el cambio climático.
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La búsqueda de consensos
El acceso a la tierra por parte de los pequeños agricultores tiene una historia dramática en diversas regiones del mundo.
Históricamente, los intereses de los grandes terratenientes y en la actualidad los conglomerados agroindustriales como Gargill tienen prioridades que no coinciden con las necesidades de los pequeños agricultores.
Las grandes corporaciones e instituciones financieras apuestan por los monocultivos, como la soja y la palma de aceite además del uso masivo de fertilizantes y herbicidas, mientras que las preocupaciones de los pequeños agricultores incluyen el autosostenimiento, la seguridad alimentaria y la protección medioambiental.
La concentración de la propiedad de la tierra y las formas de propiedad de la tierra también tiene repercusiones políticas para los pequeños agricultores y los pueblos indígenas. Los casos de Colombia, Argentina o Brasil son elocuentes en este sentido.
En medio de estas distintas perspectivas, el IFAD busca conciliar la diversidad de intereses y perspectivas. Cuando trabajamos con el sector privado, algo que cada vez hacemos más, tratamos de asegurarnos que los pequeños agricultores se beneficien también de estas transacciones
, explicó Lario .
Sabemos que por cada dólar que producen los pequeños agricultores, solamente se llevan seis centavos de esa parte. Para nosotros es importante que puedan tener una vida digna, ingresos estables y que sean parte de los que se benefician tanto de nuestros programas como de estas interacciones o esos negocios con el sector privado.
Siempre ponemos a los pequeños agricultores en el centro y nuestras relaciones son con los gobiernos, pero sobre todo con las comunidades. Ese es nuestro énfasis, ese es nuestro foco. Tratar de asegurarnos que ellos puedan ser los impulsores de su vida, que puedan tener esos recursos para poder continuar creciendo, que no solo reciban comida y mañana ya no la tengan
, añadió Lario.

Un tanque ruso calcinado en una plantación de girasoles cerca de Izium, en el este de Ucrania, el 1 de octubre de 2022, a unos 70 kilómetros de Lyman.
Foto: afp via getty images / JUAN BARRETO
La guerra y la falta de soberanía alimentaria
La complejidad y la fragilidad del sistema mundial de aprovisionamiento de cereales fue puesta en evidencia tras la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022. De golpe aumentaron los precios de los granos y, en muchas regiones del mundo, como en África, se hizo evidente la falta de soberanía alimentaria.
La realidad es que muchos de estos países no son soberanos en términos de sistemas alimentarios, en términos de producción. Dependen en muchos casos de las importaciones… tienen la tierra, tienen la capacidad, tienen todo el potencial pero no ha sido desarrollado. En muchos casos esas inversiones no se han producido, no solamente por parte de la comunidad internacional, sino también por parte de los propios gobiernos.
Lario explicó que en 2003, en la Declaración de Maputo, los países africanos se comprometieron a invertir hasta un 10% de su producto interior bruto en agricultura. Eso no ha ocurrido, excepto en Ruanda. El resto de los países no se han acercado a ese objetivo y la realidad en estos países es que casi todos los empleos formales e informales son en el sector de la producción agrícola, de los sistemas alimentarios y creemos que tienen un gran potencial siempre que se vean como una manera de generar empleo, de crecimiento
.
Muchos de los líderes se dan cuenta que no pueden continuar igual que antes, que tienen que buscar nuevos tipos de cosechas, tienen que buscar nuevos tipos de plantaciones y autoabastecerse. Eso no significa que lo tengan que producir todo, pero sí que necesitan no ser tan dependientes y las partes de producción local, de diversificar el tipo de cultivos, es algo en lo que nosotros podemos ayudarles, en lo que creemos que tiene que haber una mayor inversión.
Recientemente, en la Declaración de Acción de Hiroshima, tras la reunión llevada a cabo entre el 19 y 21 de mayo, los líderes del G7 identificaron al FIDA como un actor clave para la seguridad alimentaria mundial. Expresaron su apoyo a la actuación del Fondo en favor de los pequeños agricultores para fortalecer la producción local de alimentos, satisfacer la demanda local y regional de alimentos, crear mercados y reducir la pérdida de alimentos.