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Antropólogo guatemalteco ofrece ayuda en caso de tumbas anónimas en Canadá

Vista aérea de dos hombres en el fondo de un agujero en una excavación forestal.

Trabajadores de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala excavan restos en Guatemala. La fundación se creó en 1997, tras 36 años de guerra civil.

Foto: FAFG

RCI

El director de un grupo guatemalteco de antropología forense ofreció su apoyo a las comunidades indígenas de Canadá en la investigación de los sitios donde se encontraron tumbas sin marcar relacionados con las escuelas residenciales para niños indígenas.

Cuando tenía nueve años, la familia de Fredy Peccerelli huyó de la guerra civil en Guatemala a Nueva York después de que su padre fuera amenazado por los escuadrones de la muerte del gobierno, pero más tarde decidió regresar.

En la actualidad, tras 26 años dirigiendo la búsqueda e identificación de las víctimas de la guerra civil, en su mayoría indígenas mayas, Peccerelli es conocido como uno de los mayores expertos guatemaltecos en la materia, y está dispuesto a compartir sus conocimientos con las comunidades indígenas de este país.

No están solos. Vuestros hermanos y hermanas mayas han pasado por esto durante las últimas décadas, buscando a sus seres queridos.
Una cita de Fredy Peccerelli, director de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala.
Fredy Peccerelli

Fredy Peccerelli, director de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala.

Foto: Skylight Pictures

Peccerelli es el director ejecutivo y cofundador de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), que recorre el país aplicando un sistema multidisciplinario de identificación de víctimas para buscar, exhumar, identificar y devolver los restos de las víctimas a sus familiares.

A Peccerelli le llamó la atención la detección de más de 200 presuntas tumbas sin identificar en la antigua escuela residencial para niños indígenas en Kamloops, en la provincia de Columbia Británica en 2021. Él dijo que se sintió obligado a ofrecer su ayuda.

Inmediatamente pensé que las Primeras Naciones podrían utilizar, deberían utilizar y pueden desarrollar su propia capacidad forense, dijo.

Los desaparecidos

Guatemala es un país centroamericano montañoso situado al sur de México y es diez veces más pequeño que la provincia de Ontario. Tras un golpe de estado en 1954, orquestado por la CIA contra un gobierno que proponía una reforma agraria, la guerra civil comenzó en 1960. En la década de los años 80, Estados Unidos apoyó una serie de dictaduras en América Central, incluyendo Guatemala. Esa guerra civil, que dejó más de 200.000 muertos, en su mayoría indígenas, terminó en 1996.

Como parte del proceso de paz fue creada la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, respaldada por Naciones Unidas, para buscar la verdad y la reconciliación en Guatemala.

En 1999, la Comisión llegó a la conclusión de que las fuerzas del Estado guatemalteco habían cometido actos de genocidio contra grupos mayas y que los militares habían tratado a toda la población maya como enemiga del Estado.

Esa Comisión para el Esclarecimiento Histórico descubrió que aproximadamente uno de cada cinco de los más de 200.000 muertos del conflicto fueron víctimas de violaciones de los derechos humanos, como ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas y enterramientos clandestinos. Se les conoce como los desaparecidos.

El 83% de las víctimas plenamente identificadas, según la Comisión, eran indígenas mayas, pero en 2014 el Congreso de Guatemala rechazó la conclusión de genocidio y aprobó una resolución no vinculante que lo negaba.

La Fundación de Antropología Forense de Guatemala pudo recuperar más de 8.000 víctimas, de las que 3.700 fueron identificadas. Lo que sigue después del hallazgo y la identificación de los restos es la inhumación, cuando los huesos vuelven a casa, al seno de sus familias.

Una vez que llegan a sus familias, un experto coloca los huesos anatómicamente en un ataúd mientras la comunidad es testigo. Es un proceso dramático, emotivo y digno a la vez, que proporciona una sensación de que se cierra un capítulo.

Es casi como si la persona volviera a aparecer ante tus ojos. Humaniza a la víctima y a la familia de un modo difícil de explicar.
Una cita de Fredy Peccerelli, director de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala.
Mujeres llevan a cabo un sahumerio alrededor de los ataúdes durante una ceremonia.

Una ceremonia fúnebre es llevada a cabo durante la fase de inhumación del proceso de antropología forense. La gran mayoría de las víctimas de la guerra civil pertenecían a comunidades indígenas mayas. (FAFG)

Foto: FAFG

Los hallazgos en Kamloops hacen posible el contacto

Peccerelli está vinculado a Canadá gracias a que le fueron otorgados doctorados honoris causa de parte de universidades canadienses.

Él visitó Canadá en dos ocasiones tras el anuncio del descubrimiento de más de 200 tumbas sin marcar en Kamloops en 2021 y desde entonces continúa siguiendo de cerca los informes.

Kimberly Murray, quien fue nombrada por el gobierno canadiense interlocutora especial para el caso de los niños desaparecidos y las tumbas sin nombre relacionadas con las escuelas residenciales para niños indígenas, invitó a Pecerelli a pronunciar un discurso de apertura en una reunión celebrada en Edmonton el otoño pasado.

Tras el acto, Murray sugirió que el enfoque indígena desarrollado por la Fundación de Antropología Forense de Guatemala podía servir de modelo a las comunidades indígenas en Canadá.

En un reciente informe al Relator Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, citó con aprobación dicho modelo.

Murray señaló que el debate sobre cómo repatriar los restos, si se debe hacerlo y cuándo es más conveniente hacerlo, es uno de los varios obstáculos a los que se enfrentan las comunidades que dirigen las búsquedas.

En 2015, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá concluyó que la creación y el funcionamiento de las escuelas residenciales para niños indígenas por parte del gobierno federal fue fundamental para la aplicación de una política canadiense de genocidio cultural.

Se calcula que 150.000 niños indígenas asistieron a esas escuelas residenciales, que durante más de un siglo tuvieron como objetivo despojarlos de su cultura, destruir sus lazos familiares y asimilarlos a la cultura blanca y europea de la sociedad mayoritaria en Canadá.

En un informe complementario, la Comisión afirmó que no pudo investigar a fondo los enterramientos y cementerios sin nombre.

A medida que las comunidades indígenas en Canadá van completando ese trabajo, el éxito significará cosas diferentes para diferentes personas, dijo Peccerelli.

Algunos pueden optar por dejar la tierra sin ser molestada, pero la experiencia guatemalteca le enseñó que las familias, más que nada, quieren la verdad.

Fuente: CBC / B. Forester

Adaptación: RCI / R. Valencia

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