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[Reportaje] Roxham: crónica del paso de la frontera entre Estados Unidos y Canadá
Liliana Uzcátegui siempre pensó que Canadá era su destino para emigrar. Aunque intentó venir por caminos regulares, no lo logró. En noviembre pasó la frontera por el Camino Roxham junto a su esposo y tres hijos, pero su recorrido comenzó mucho antes e incluyó otras fronteras.

Liliana Uzcátegui junto a su familia durante su primera Navidad en Montreal. Tenían apenas un mes en el país. Ahora la familia espera por su proceso de refugio.
Foto: Cortesía | Liliana Uzcátegui
Pasaron ocho años para que Liliana Uzcátegui y su familia pudieran lograr el objetivo de venir a Canadá. El recorrido, lleno de obstáculos, comenzó en el Zulia, una región del oeste de Venezuela, y pasó por Colombia, México y Estados Unidos.
Finalmente, el 25 de noviembre de 2022, un taxista de Plattsburgh (EE UU) los dejó a solo metros de una caseta ubicada en el paso irregular de la frontera entre Canadá y EE UU conocido como el Camino Roxham, donde agentes de inmigración canadiense los detuvieron. Así comenzó su proceso de solicitud de asilo.
Liliana y su familia dejaron Venezuela en el 2019. Su esposo es investigador y profesor y ella abogada y también profesora. Trabajaban para una institución académica del Estado, y por tener perspectivas políticas diferentes a la del gobierno, fueron amenazados y perseguidos.
El temor de permanecer en territorio venezolano era tal que Liliana optó por enviar a sus hijos mayores -adolescentes- con su mamá a Colombia, su país de origen. Ella y su esposo, junto con el hijo más pequeño, se unieron en Bogotá en 2019.
Mi esposo fue víctima de represalias y amenazas desde hace muchos años (...) En 2017 tuvimos un accidente, que inicialmente pensamos fue algo fortuito, pero pasado el tiempo nos llamaron y nos dijeron que no (había sido un accidente) sino que era parte de lo que nos pasaría y fue ahí cuando decidí sacar a mis hijos de Venezuela.
Años antes, en 2015, la familia había estado planificando venir a Canadá y una vez en Bogotá retomó la idea. Liliana optó entonces por renovar su visa estadounidense, para posteriormente pedir la canadiense y poder viajar.
No hubo posibilidad de sacar las visas y fue entonces cuando se enteraron de que debían tener más de 20 000 dólares para poder venir a Canadá. Tampoco tenían esa cantidad de dinero, contó a RCI la madre y abogada.
Fue así como decidió entonces obtener la nacionalidad colombiana, junto con sus hijos, para optar por la visa estadounidense como ciudadana colombiana y poder salir de Bogotá. Pero pasó algo que no estaba en sus planes: llegó el COVID-19.
Cinco meses pasaron sin poder hacer nada, narró Liliana. Hasta que en septiembre logró obtener una cita para solicitar la visa estadounidense. Pero ésta le fue negada. Su exesposo y padre de sus hijos mayores vive en Houston, Texas, y ese fue el argumento que usó el funcionario para negarle la visa. Él mismo está en proceso de solicitud de asilo.
Pero Liliana sentía la urgencia de salir de Colombia. Contó que en Bogotá fue víctima de inseguridad, mientras que uno de sus hijos fue víctima de xenofobia.
"Ante esta situación, llamé a mi esposo y al papá de los niños y les dije: 'preparen todo porque nos vamos. Yo no me quiero quedar aquí'. Venían las elecciones (en Colombia) y yo tenía terror. Además, me habían hecho llamadas con amenazas cuando comenzó a oírse sobre el Tren de Aragua (un grupo delictivo venezolano presente en Colombia). Luego me robaron un segundo teléfono en el autobús y a mi hija la habían empujado por una escalera de la escuela cuando dijo que era venezolana".
Liliana logró dejar Colombia rumbo a Cancún, México, y de allí coordinó todo para poder ingresar a Estados Unidos por el paso fronterizo de Reynosa, con ayuda de un coyote. Pagó por cada miembro de su familia 1700 dólares, y eso, dijo, les garantizaría pasar de forma segura. Su esposo la esperaba en Miami, donde reside su hermana.

Una foto de diciembre de 2023 de cómo fluye el Río Grande hacia el Golfo de México en Reynosa, México. Fue por el punto de Reynosa que Liliana Uzcátegui y su familia cruzaron hacia Estados Unidos.
Foto: Getty Images / John Moore
"Me montaron en un bote, con salvavidas. Iba con mis hijos. El trayecto fue muy cortito. Creo que no fueron más de dos minutos. Había también un señor peruano con dos muchachos", aseguró.
Cuando pasamos, salí a la avenida y empezó a llover durísimo. Solamente veíamos la carretera. Pero de repente vi una camioneta que decía algo de 'patrol' y, con los nervios que tenía, levanté las manos y la camioneta se paró y dio la vuelta. El agente me habló en inglés y me dijo que ya me podía quedar tranquila. 'Llegaron a Estados Unidos, están protegidos. No tengan miedo', me dijo. Y luego nos llevaron a un refugio para inmigrantes.
Poco más de 24 horas pasaron y la familia ya había hecho todos los trámites que exigen las autoridades de inmigración estadounidenses, incluyendo la entrega de un teléfono con GPS para saber en todo momento su ubicación. Pasaron un mes en Houston y Liliana trató de adelantar todo lo necesario para que sus hijos se instalaran en Texas.
En julio de 2022 Liliana llegó a Miami para reencontrarse con su esposo. "Él me preguntó, inmediatamente, '¿qué vamos a hacer?' A lo que le respondí: 'Nuestros planes siempre han sido ir a Canadá. De toda la vida. No son los Estados Unidos'. No por nada malo, pero siempre he pensado en tener la oportunidad de crecer", dijo.
Una amiga le había hablado sobre la opción de viajar a Canadá. Pero Liliana optó por informarse y buscó varias instituciones que ayudan a migrantes en ciudades como Búfalo (estado de Nueva York). Recibió una respuesta de una de las instituciones y el encargado le dijo que no podía aplicar a una reunificación familiar para migrar a Canadá porque no tenía familia en este país.
El señor me dijo: yo entiendo tu situación. Vienen de un país que cayó en desgracia. Lo único que les puedo decir es que vayan a Nueva York y luego pueden tomar un autobús hasta cerca de la frontera. Yo creo en Dios y dije, 'Señor, si por medio de él tú me estás hablando, yo lo voy a hacer'. Fue cuestión de una semana y le dije a mi esposo: 'nos vamos'.

Desde 2017, el Camino Roxham es la ruta preferida por los solicitantes de asilo para entrar en Canadá. Esto debido al acuerdo del Tercer País Seguro, que establece que los inmigrantes sin la documentación necesaria deben solicitar asilo en el primer país al que llegan.
Foto: Radio-Canada / Romain Schué
El camino a Roxham
Siguiendo las recomendaciones que había recibido, Liliana, su esposo y tres de sus hijos viajaron de Miami a Nueva York en avión y luego de Nueva York a Plattsburgh en autobús. Pagaron por el boleto del bus 25 dólares cada uno. Una vez en Plattsburgh encontraron un taxi que los dejaría a solo metros de la caseta del paso irregular. El costo del taxi fue de 100 dólares.
Cuando llegas ves una reja. Ellos (los agentes fronterizos) salen y te dicen: 'saben que si pasan puedo detenerlos porque están cometiendo un delito'. Y yo les dije: 'sí, estamos conscientes de la situación, pero igual, nosotros estamos solicitando asilo' (...) Cuando estás en contacto con esta gente te das cuenta de que es una diferencia extrema. La humanidad con la que ellos muestran respeto no la viví en Estados Unidos.
Un cartel advierte a las personas que quieren inmigrar ilegalmente en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. "Alto. Es ilegal cruzar la frontera por aquí o por cualquier otro lugar que no sea un puerto de entrada".
Foto: La Presse canadienne / Ryan Remiorz
Como muchos migrantes que están ingresando a territorio canadiense a través del Camino de Roxham, Liliana y su familia fueron trasladados a un hotel cercano al aeropuerto de Montreal. No recibieron la llamada "hoja marrón" y le dieron cita para una audiencia en junio de 2024. Solo recibieron una hoja blanca con los datos y fecha de la cita.
Liliana no pudo especificar en la entrevista si el traslado al hotel estaba siendo gestionado por el gobierno federal o por el provincial.
Poco antes de cumplirse el mes, la familia logró dejar el hotel donde fueron acogidos inicialmente. Se acercaba la Navidad y querían pasar las fiestas con una familia amiga. Y eso hicieron, no sin antes limpiar toda la habitación del hotel e informarle a quienes los guiaron en el proceso.
Nos fuimos a casa de un amigo de mi esposo de la infancia. Y fue esa familia la que nos ayudó a hacer el resto de los trámites. Visitamos varios abogados y decidimos hacerlo a través de un servicio privado y no a través de ayuda jurídica. Queremos tener todos nuestros documentos lo antes posible, porque no queremos ser una carga. Dijimos que para que todo sea más rápido era mejor ir por el servicio privado de un abogado.
Comenzar una nueva vida
Liliana y sus familiares han logrado establecerse en Quebec. Sus hijos ya asisten a la escuela y tanto la madre como su esposo ya están en vías de comenzar el proceso de aprendizaje de la lengua francesa.
Contó que se ha dedicado a investigar y que ha encontrado en internet varios organismos de ayuda a los migrantes. Sus trámites avanzan en la medida que pueden, al punto de que podrán hacer su primera declaración de impuestos en las próximas semanas.
Lamentó, sin embargo, aún no tener permiso de trabajo. Considera que podrían integrarse al mercado laboral de Quebec, que tanta mano de obra necesita, porque tanto ella como su esposo hablan inglés y están anhelando aprender bien el francés.
Interrogada sobre qué le gustaría hacer en Canadá una vez establecida y con los permisos necesarios para trabajar, Liliana dijo que le gustaría trabajar con inmigrantes.
Quiero ayudar a la gente que llega como yo, porque creo que tengo no solamente el conocimiento, sino la posibilidad de entender, de sensibilizarme. Sé que muchas personas que están llegando han pasado por procesos más terribles, o a lo mejor más fáciles, pero los han vivido. (...) El que sale de su país no es porque quiere, sino por la necesidad que tiene de que sus hijos puedan salir adelante.
Son inmigrantes humanitarios, dice abogada

El gobierno federal ha prometido proporcionar ayuda financiera a las provincias que estén dispuestas a aceptar a solicitantes de asilo que hayan entrado en el país por puntos de entrada no oficiales.
Foto: La Presse canadienne / Ryan Remiorz
Carolina Hernández (nombre ficticio a petición de la entrevistada) es abogada especializada en materia de Inmigración en el gabinete Susan Ramírez Avocate, ubicado en Montreal. Desde 2017 ha visto las olas de migrantes que cruzan las vías irregulares para establecerse en Canadá.
Ese año, cuando comenzó la primera ola de inmigrantes, Hernández prestó servicios a través de mandatos de ayuda jurídica. La oficina estaba abarrotada y tenían jornadas de trabajo hasta las 10 pm para atender a la cantidad de solicitantes de asilo.
En esta nueva ola las cosas han cambiado para la abogada, por lo que decidió no trabajar con el sistema público de ayuda jurídica.
Desde el año pasado, ella ha visto un incremento importante en el número de solicitantes de asilo que están llegando a través del Camino Roxham, así como un cambio en el perfil del migrante.
"Veo el aumento en la oficina, pero también en los servicios. Las fechas que están dando para otorgar el papel marrón es, mínimo, 2024, o sea, un año de espera. Ese era un trámite que anteriormente era inmediato", dijo en entrevista con RCI.
El año pasado se interceptó la cifra récord de 39 171 solicitantes de asilo en el Camino Roxham, de acuerdo con datos publicados por el difusor público canadiense Radio-Canada.

Espécimen del documento oficial de solicitud de asilo, la "hoja marrón" que expide el gobierno de Canadá a las personas que piden asilo. Este documento era entregado cuando los solicitantes entraban a Canadá, pero ante la gran afluencia de migrantes, el proceso se ha retrasado y la espera ahora es de hasta un año.
Foto: Fuente: Gobierno de Canadá
La abogada explicó que si bien los trámites se están extendiendo por meses, los solicitantes de asilo tienen acceso a cuidados médicos y otros servicios porque obtienen una hoja con el acuse de recibo, donde se encuentra su información, lo que los hace admisible a los cuidados médicos.
"Pero sin la hoja marrón tienen barreras con la identificación porque no tienen ningún documento que los identifique. No tienen copias certificadas de sus pasaportes. Eso los limita", explicó la abogada Carolina Hernández .
Los lapsos de espera para estos trámites no son lo único que ha cambiado, de acuerdo con la jurista. El perfil de los inmigrantes también es distinto.
"Veo que el perfil de los refugiados que están llegando ahora es de inmigrante humanitario. Son personas, en su mayoría, de bajos recursos. Que en su mayoría no tienen un nivel educativo, ni siquiera secundaria completada. Son personas desesperadas que están dispuestas a poner en riesgo sus vidas para salir de la situación que vivían y llegar a Canadá", dijo.
Hernández comentó que en estos momentos está recibiendo un gran número de venezolanos, colombianos y haitianos, agregando que si bien en el pasado también tuvo una cartera importante de clientes provenientes de Nigeria, en esta oportunidad no ha sido el caso, porque el gobierno los está refiriendo, desde el año pasado, a la provincia de Ontario.
La abogada lamentó que en todo este contexto el debate haya tomado un tono político más que humanitario. El ingreso de migrantes a Canadá por el Camino Roxham ha sido un punto álgido entre Ottawa y los gobiernos provinciales, en especial el gobierno de la provincia de Quebec, donde está el paso fronterizo irregular más concurrido.
"Y se habla de cerrar Roxham, cuando esa no sería una solución", dijo Hernández.
Una foto de archivo de François Legault y Justin Trudeau, primeros ministros de Quebec y Canadá, respectivamente. Ambos gobiernos tienen semanas debatiendo sobre cómo seguir abordando la llegada de gran cantidad de inmigrantes a través del Camino Roxham.
Foto: La Presse canadienne / Paul Chiasson
"Pienso, con mi vocación humanista, que el gobierno está desaprovechando la oportunidad que tiene de tener mano de obra aquí, cuando estamos padeciendo por falta de trabajadores desde la pandemia y que se venía incrementando desde antes. Yo trabajo con casos de solicitud de asilo, pero mi fuerte es el de los trabajadores temporales. Acabo de firmar 24 trabajadores temporales extranjeros, que van a llegar de aquí a tres, cuatro o seis meses. Eso pasa mientras tengo una cartera de clientes aquí, listos para trabajar, pero que no tienen ni siquiera un documento para poder integrarse al mercado laboral", indicó.
Hernández reprochó que los gobiernos se estén lanzando la pelota y "no estén viendo la realidad: la necesidad de estas personas que quieren venir a trabajar. Al final del día, terminan consiguiendo un trabajo por debajo de la mesa y lo que hacen es vulnerarlos más, porque los explotan, o no les pagan".
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