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En Canadá continúan las amenazas contra las mujeres en la política y el periodismo

La viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland.

La viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, fue agredida verbalmente en Alberta la semana pasada.

Foto: Reuters / PATRICK DOYLE

RCI

En las últimas semanas se han intensificado los casos de amenazas e intimidaciones a mujeres que participan en la vida pública, con notorios ejemplos de abusos dirigidos a políticos, el caso más reciente fue el de la viceprimera ministra Chrystia Freeland, así como contra activistas y periodistas.

Durante semanas, un grupo de periodistas, especialmente de color, han compartido públicamente una serie de correos electrónicos privados y anónimos que han recibido. Esos correos electrónicos contenían amenazas específicas de violencia y agresión sexual, dirigidas específicamente y cargadas de un lenguaje racista y misógino.

Fue algo muy insidioso, el lenguaje utilizado era una perversión de cierto lenguaje progresista que ahora era utilizado básicamente para abusar de nosotros y atormentarnos. Además, nos dijeron que nos habían incluido en una lista de periodistas que debían ser silenciados, dijo Erica Ifill, columnista de The Hill Times y presentadora de un podcast.

El pasado 26 de agosto, el acoso en línea se trasladó de nuevo a un encuentro en persona, cuando la viceprimera ministra Chrystia Freeland fue agredida con una diatriba de insultos durante un incidente en la pequeña ciudad de Grande Prairie, en la provincia de Alberta.

En el paisaje político canadiense, Alberta es considerada un bastión de las corrientes políticas conservadoras y de derecha en Canadá.

En un vídeo de amplia circulación en las redes sociales, se ve a varias personas, una de las cuales está grabando las imágenes, acercarse a la viceprimera ministra Freeland mientras ella y otras personas caminan en las oficinas de la alcaldía de Grande Prairie hacia un ascensor.

Durante el breve encuentro, un sujeto con una gorra de béisbol y barba le grita a Freeland, llamándola traidora, maldita perra y diciéndole que se vaya de la provincia.

Una captura de pantalla del hombre que, después de proferir injurias, se acerca a Chrystia Freeland de forma amenazante.

Una captura de pantalla del hombre que, después de proferir injurias, se acerca a Chrystia Freeland de forma amenazante.

Foto: Capture d'écran

Freeland, que nació en Peace River, un pueblito de unas 7.000 personas situado a unos 200 kilómetros de Grande Prairie, estaba llevando a cabo una gira de varios días por Saskatchewan y Alberta, reuniéndose con funcionarios, empresarios y trabajadores cuando fue agredida verbalmente.

El 27 de agosto ella se refirió al incidente en un mensaje en las redes sociales. Lo que ocurrió ayer estuvo mal. Nadie, en ningún lugar, debería tener que soportar amenazas e intimidaciones, escribió Freeland.

Pero la Alberta que conozco está llena de gente amable y acogedora, y estoy agradecida por la cálida bienvenida que he recibido de tanta gente en Edmonton, Grande Prairie y Peace River en los últimos días. Un incidente desagradable ocurrido ayer no cambia eso.
Una cita de Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá.

El acoso es condenado por los políticos

La violencia verbal registrada en el video ha sido ampliamente condenada por políticos y otras personas de todo el país.

El domingo 28 de agosto, el primer ministro Justin Trudeau calificó el incidente de extremadamente perturbador y afirmó que el acoso y las amenazas contra las mujeres, las personas de color y los miembros de otros grupos minoritarios, especialmente los que desempeñan funciones de alto nivel, como políticos y periodistas, parecen ser cada vez más frecuentes.

Las amenazas, la violencia y la intimidación de cualquier tipo son siempre inaceptables, y este tipo de comportamiento cobarde amenaza y socava nuestra democracia y nuestros valores de apertura y respeto. Como líderes, tenemos que denunciar esto y adoptar una postura unida contra ello.
Una cita de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.

El candidato a la jefatura de los conservadores federales, Jean Charest, calificó esa agresión de grave intimidación y comportamiento peligroso en un mensaje en Twitter. La ex ministra del gabinete liberal Catherine McKenna lo calificó de absolutamente intolerable.

El primer ministro de la provincia de Alberta, Jason Kenney, se refirió al incidente como un acto reprobable y el diputado conservador Dan Albas dijo: Lo que nuestra viceprimera ministra experimentó ayer no tiene cabida aquí en Canadá.

En una entrevista con el difusor público nacional CBC, el concejal de Grande Prairie Dylan Bressey dijo que el incidente fue algo completamente ridículo.

Algo que estamos viendo en todo Canadá, y nuestra comunidad no es inmune, es que hay personas que se sienten privadas de derechos, y están enfadadas y asustadas, pero lo expresan de formas completamente inapropiadas que no ayudan a nadie, dijo.

Catherine McKenna

Catherine McKenna, quien fue ministra federal de Infraestructuras en el gabinete de Justion Trudeau, vio en octubre de 2019 su oficina de campaña vandalizada. Su familia también recibió amenazas".

Foto: Radio-Canada / Giacomo Panico

La legislación es sólo una pieza del rompecabezas

El acoso ha sido durante mucho tiempo un problema para los canadienses que participan en la vida pública, especialmente para las mujeres. Por ejemplo, la ex ministra del gabinete liberal Catherine McKenna se vio obligada en ocasiones a reforzar sus medidas de seguridad debido al acoso que recibía, y muchas otras diputadas revelaron que también habían recibido amenazas.

Uno de los ejemplos más extremos de acoso en línea se produjo recientemente en la ciudad de London, Ontario, cuando la activista transgénero y realizadora de transmisiones en directo por internet en la red Twitch, Clara Sorrenti, se vio obligada a abandonar el país tras una campaña de acoso que incluyó un caso de swatting, que consiste en engañar a los equipos especiales en armas y tácticas de la policía, los equipos SWAT, mediante amenazas de violencia enviadas a nombre de una persona, pero sin su conocimiento, para que la fuerza especial de la policía llegue a su vivienda para arrestarla debido a esas supuestas amenazas.

Antes de las elecciones de 2021, el gobierno federal presentó una legislación destinada a proteger a los canadienses de lo que denomina daños en línea, pero ese proyecto de ley murió cuando se llamó a nuevas elecciones nacionales y, tras las críticas generalizadas, la nueva legislación está de nuevo a nivel de consultas preparatorias.

La legislación que regula la forma en que las plataformas de medios sociales se enfrentan a los contenidos nocivos es sólo una pieza del rompecabezas cuando se trata de acoso en línea, dijo Emily Laidlaw, cátedra de investigación de Canadá en derecho de ciberseguridad en la Universidad de Calgary.

Laidlaw destacó que son importantes las reformas del sistema jurídico, la educación y otros ámbitos políticos como la ciberseguridad y la privacidad. Es a través de todo tipo de leyes y silencios sociales que tenemos que abordar los daños en línea, y eso es en realidad lo que lo hace tan difícil, dijo Laidlaw.

Yuan Stevens, abogado especializado en derechos humanos y tecnología, comparó la cuestión con el tabaquismo, una situación ante la cual la educación y la sensibilización del público condujeron tanto a cambios legales como a un cambio de actitud de parte de la ciudadanía.

Creo que en Canadá será necesario un esfuerzo holístico que no se limite a prohibir esto, prohibir aquello y castigar aquello, sino que más bien aborde las actitudes hacia las personas de color, las mujeres, las personas LGBTQ y otras, y que también aborde las raíces causantes del acoso, las amenazas y la violencia.
Una cita de Yuan Stevens, abogado especializado en derechos humanos y tecnología.
Erica Ifill

La periodista Erica Ifill enfrenta constantemente mensajes de odio.

Foto: Radio-Canada / Michel Aspirot

"Es una guerra psicológica"

Ifill, columnista en el sitio de información The Hill Times en Ottawa, describió cómo la campaña contra ella y otros periodistas parecía estar dirigida contra pocas personas, pero que luego se fue expandiendo a más de una docena de personas, muchas de ellas personas de color.

Cada correo electrónico se vuelve más intrincado. Están creando escenarios basados en nuestro trabajo anterior para atormentarnos. Es más que un simple correo electrónico. Es un esfuerzo concentrado. Es una guerra psicológica.
Una cita de Erica Ifill, columnista en el periódico The Hill Times.

Raisa Patel, que anteriormente trabajó con CBC, fue una de las periodistas que habló en apoyo de sus colegas y luego recibió un correo electrónico agresivo.

Ella explicó que aunque los correos electrónicos contenían racismo y misoginia, varias de nosotras no sentimos ninguna reacción a esos elementos en esos correos porque es algo a lo cual estamos acostumbradas a recibir como mujeres periodistas racializadas. Pero lo que resultó especialmente alarmante fue la naturaleza selectiva de esta campaña.

Las periodistas dijeron que también tuvieron problemas con las respuestas de la policía, incluida la dificultad para denunciar los incidentes en primer lugar y para convencer a la policía de que tome cartas en el asunto.

Fue muy difícil intentar que la policía se diera cuenta del carácter tan coordinado de esta campaña y de algunos de sus elementos amenazadores más graves. Desde que lo hicimos público, creo que el proceso ha mejorado un poco, dijo Patel.

Fuente: CBC / C. Paas-Lang

Adaptación: RCI / R. Valencia

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