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Programa de conservación indígena salva de la extinción una manada de caribúes

Un caribú adulto.

Un caribú canadiense.

Foto: Conseil de la nation anichinabée

RCI

Un innovador programa de conservación de caribúes dirigido por dos comunidades de las Primeras Naciones ha sacado del borde de la extinción a una de las muchas manadas de estos animales que están desapareciendo en Canadá.

Fue un esfuerzo total. No lo hicimos a medias, dijo el jefe indígena Roland Willson, de la Primera Nación de West Moberly, ubicada al norte de la provincia de Columbia Británica. Estoy muy orgulloso de lo que estamos haciendo. Pero, al mismo tiempo, me da rabia que seamos los únicos que lo estemos haciendo.

El programa es el resultado de la colaboración entre las Primeras Naciones de West Moberly y Saulteau, en asociación con la Universidad de Columbia Británica y la Iniciativa de Conservación de Yellowstone a Yukón. Se trata de un enfoque holístico de la conservación, que combina tanto los conocimientos indígenas como la ciencia occidental que ha logrado casi triplicar en menos de una década el número de animales en una manada local de caribúes, llamada manada Klinse-Za.

Hace tiempo que no hay buenas noticias sobre los caribúes, afirmó Clayton Lamb, biólogo de la fauna silvestre en la Universidad de Columbia Británica, que participó en la investigación. Una de las grandes conclusiones de este trabajo es que la conservación del caribú es posible.

La investigación fue publicada recientemente en la revista “Ecological Applications''.

Alguna vez fueron decenas de miles de caribúes, hoy están casi extinguidos

El caribú tiene un papel importante en las culturas indígenas, no sólo como fuente de alimento, sino también como parte de las tradiciones y la medicina practicada por las Primeras Naciones en Canadá.

Los huesos del caribú se utilizaban como herramientas para el descarnado, para limpiar las pieles. Se utilizaban las pieles, como se utilizaban todas las partes del caribú.
Una cita de Roland Willson, jefe indígena de la Primera Nación de West Moberly.

Los caribúes son excelentes para sobrevivir en bosques antiguos y no alterados por las actividades humanas. Pero las industrias extractivas, como la prospección de petróleo y gas y la tala de los bosques, han fragmentado los rebaños de miles de animales en rebaños dividiéndolos geográficamente en manadas más pequeñas, lo que pone en riesgo su capacidad de reproducción y los hace más vulnerables a los depredadores.

Nuestros mayores habían notado un declive en las poblaciones, y habían decidido aprobar una ley interna que establecía que no se cazaría más al caribú hasta que las poblaciones de animales empiecen a aumentar, pero eso nunca ocurrió. Sus números se reducían cada vez más, dice Willson, que añade que a sus 55 años nunca ha podido cazar un caribú.

Muchas de las manadas fragmentadas de caribúes en Canadá son consideradas actualmente funcionalmente extintas. Entre los años 1990 y 2013, la manada de caribúes de Klinse-Za se redujo de unos 250 animales a sólo 38, y las investigaciones indicaban que la manada desaparecería por completo en 10 a 15 años si no se intervenía.

Durante todo ese período, los planes de recuperación de la manada habían sido, en su mayoría, ineficaces.

Nos sentamos con los científicos y dijimos: 'bueno, ¿qué podemos hacer?, ¿qué se ha hecho?. Y nos dimos cuenta rápidamente de que nadie estaba haciendo nada al respecto", dijo Willson.

En realidad, fueron nuestros mayores los que nos dijeron que los caribús estaban ahí para nosotros cuando los necesitábamos, y ahora son ellos los que nos necesitan. Así que tenemos que dar un paso adelante y estar ahí para ellos e intentar ayudarles.
Una cita de Roland Willson, jefe indígena de la Primera Nación de West Moberly.

Proteger a los terneros para que tengan la oportunidad de sobrevivir

El programa de conservación comenzó con varias reuniones en la Primera Nación de Saulteau en 2012.

Organizamos talleres con los gobiernos locales, las Primeras Naciones locales, la industria, incluso el gobierno federal y el de la Columbia Británica. Invitamos a todo el mundo a sentarse a la mesa aquí en Saulteau, explicó Naomi Owens-Beek, responsable de Derechos de los Tratados y Protección del Medioambiente de la Primera Nación de Saulteau.

El grupo propuso tres medidas: gestión de depredadores, restauración del hábitat y corrales de maternidad.

Todo tiene sentido porque estás restaurando el hábitat para que vivan, estás reduciendo los depredadores para que no los maten. Y se protege a las crías cuando están en el corral materno porque son muy vulnerables cuando son pequeñas, dijo Owens-Beek.

La provincia se hizo cargo del programa de reducción de lobos y las Primeras Naciones se encargaron de los corrales de cría, con la ayuda de científicos de la Universidad de Columbia Británica.

Todos los inviernos, los científicos capturaban a las hembras preñadas desde un helicóptero con una pistola de red. Luego llevaban a los animales a los corrales de maternidad, que son zonas protegidas con vallas diseñadas para mantener a los caribúes dentro y a los depredadores afuera.

No es que estén en un pastizal, dijo Owens-Beek. Es un recinto silvestre con el que están familiarizados.

Un cráneo de caribú.

Muchas de las manadas fragmentadas de caribúes en Canadá son consideradas actualmente funcionalmente extintas.

Foto: Avec la permission de Mark Ednie

Guardianes indígenas especialmente formados vigilaron a los caribús desde la distancia durante los siguientes meses, asegurándose de que el recinto se mantenga seguro, complementando la comida de los animales y sólo interviniendo si veían que un animal estaba enfermo.

Creo que cada año tenemos la suerte de poder liberar más caribúes que los que traemos. Y no creo que lo demos por sentado, es algo especial, dijo Willson.

El programa, que se encuentra en su noveno año, ha visto un total de 65 terneros criados en los corrales maternos. Esto ha permitido que la población del rebaño crezca un 12% cada año, pasando de 38 animales a 114. Y el grupo no tiene planes de parar pronto.

No es algo que queramos hacer, pero si queremos tener caribúes, creo que es algo que tenemos que hacer, dijo Willson.

El trabajo continúa también de otras maneras. En 2020, las Primeras Naciones colaboraron con los gobiernos provincial y federal para garantizar la protección de casi 8.000 kilómetros cuadrados de hábitat, que constituyen más del 85% del territorio de la manada de Klinse-Za, con el fin de garantizar que el paisaje pueda sustentar al caribú por sí mismo.

Un segundo estudio analizó los efectos de la reducción de lobos en las poblaciones de caribúes en comparación con las zonas en las que se redujo el número de depredadores y se instalaron corrales de maternidad, y descubrió que la reducción del número de depredadores sólo permitió que las poblaciones de caribúes dejen de disminuir. Pero en las zonas en las que se utilizaron corrales de maternidad en colaboración con la reducción de depredadores, el tamaño de los rebaños creció considerablemente.

El indígena canadiense Roland Wilson.

El indígena canadiense Roland Wilson sostiene la importancia del caribú para las Primeras Naciones.

Foto: Offerte par Roland Wilson

Trenzando los conocimientos indígenas con la ciencia occidental

Clayton Lamb, biólogo de la fauna silvestre en la Universidad de Columbia Británica, espera que este proyecto pueda servir de inspiración a los científicos que deseen colaborar con las comunidades indígenas.

El trenzado de sistemas de conocimiento es algo en lo que la ciencia está trabajando bastante, o al menos se habla mucho de ello. Pero no está claro cómo hacerlo en la práctica. Creo que esta experiencia es un buen ejemplo en el que los científicos occidentales y los pueblos indígenas se han unido y han sido capaces de producir conjuntamente un trabajo científico que demuestra los puntos fuertes de ambos saberes y que, por lo tanto, es más rico.
Una cita de Clayton Lamb, biólogo de la fauna silvestre en la Universidad de Columbia Británica.

Roland Willson coincide en que la colaboración fue una de las claves del éxito del programa.

Creo que la fuerza de esto es que las Primeras Naciones, el gobierno local, el gobierno provincial y el gobierno federal, trabajaron juntos en esto. Todavía no es un proceso bien afinado, pero escuchamos y aprendemos los unos de los otros y somos capaces de hablar, intercambiar ideas entre nosotros y probar cosas, explicó con optimismo el líder indígena.

Fuente: CBC / A. Buckiewicz

Adaptación: RCI / R. Valencia

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